Nada se pierde todo se transforma

Seguramente esta frase sea lo poco que tienen en común Drexler con Lavoisier, el padre de la Química moderna. Pero ni de química ni de música vamos a hablar en este blog, sino de lo que verdaderamente impacta en los negocios: la diferenciación. Algunos críticos de Michael Porter señalan que la única estrategia competitiva es en definitiva esa, ya que las otras (costos y enfoque) la tienen implícita. Disquisiciones teóricas aparte, comparto plenamente esa posición en la práctica. Seth Godín, uno de los gurús contemporáneos del marketing también lo explicita de esta manera en su libro «La vaca púrpura». Este fin de semana, además de disfrutar del sol y terminar pendientes atrasados, observé como distintos conceptos han ido evolucionando con el tiempo, siguiendo esa premisa de Porter y Godín. Los operadores de cable en su momento no admitían mayor diferenciación en su propuesta, salvo unos pocos canales. Hoy es sustancialmente distinto tener TCC que Montecable, por citar sólo un ejemplo. Antes era indistinto sacar un préstamo al consumo, hoy en día todas las propuestas están asumiendo su propio perfil, donde el préstamo en sí pasa a ser algo accesorio. ANDA, célebre por estos días por su comentado comercial, ha incursionado en la categoría tarjetas de crédito recientemente. Cash, conocida tradicionalmente por sus préstamos, está introduciendose en otras categorías (por lo menos en la comunicación), similares a las que históricamente identificaban a ANDA. En el camino de la ansiada diferenciación, la apuesta es siempre al valor agregado.


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balseiro

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