El acto de decidir

Hace algunos años, cuando quién escribe estaba estudiando, tuvimos una materia centrada en un simulador de negocios, donde se formaban equipos y competían entre sí. Nuestro equipo tuvo, de parte del docente de turno, el pomposo nombre de Dream Team (a propósito, el docente era Alain Mizrahi, el director de Grupo Radar). En el equipo, había 2 personas que en general hacían valer sus opiniones con fuerza. Muchas veces, en épocas estudiantiles, la personalidad es un atributo que pesa en esas instancias. La clave era tomar decisiones. El simulador estaba construido para que las decisiones no fueran simples o intuitivas, había que combinar muchas variables. En dicho grupo, como los “líderes” no se ponían de acuerdo, optaron por tomar cada decisión haciendo un promedio. Por ejemplo, si alguien decía que el precio debía ser $ 20 y otro $ 10, se optaba por el camino del medio, $ 15. Así con todas las deciciones. Pequeño problema se presentó cuando el equipo, a falta de 2 semanas para terminar, ocupaba el último lugar del ranking. ¿Qué pasaba con este Dream Team?. Sin duda, no comprendimos una de las claves de la toma de decisiones. Cuando uno no logra imponer su posición en una decisión empresarial, es preferible que “triunfe” la del que piense distinto, por un par de razones: esa otra posición, tiene un sustento y la otra,  la posición del medio, no la apoya nadie.


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balseiro

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