¿El de mayor calidad o el más barato?
Créanme que es una pregunta que nos hacen en el 90% de los casos. En efecto, hay una creencia popular que proviene de la intuición que indica que las empresas sólo se pueden diferenciar por ser la de mayor calidad o ser la de menor precio. Este paradigma proviene de los escritos de Michael Porter, célebres 32 años atrás. El problema (o contradicción) que presenta este paradigma es que se cae por su propio peso. No pueden generarse teorías generales para tan sólo unos pocos casos particulares. Inductivismo ingenuo, le llamaría a esto algún antiguo profesor de Epistemología. Pensar en el contrapunto que se marca en el título implica pensar que sólo hay 2 lugares a ser ocupados por empresas en un mercado. O somos los de mayor calidad, lugar preferencial pero sólo destinado a una empresa sola, o somos los de menor precio, también sitial ocupado por una empresa. ¿Y el resto de los jugadores en el mercado? Siempre que trabajamos con empresas proponemos desterrar esta falsa dicotomía. No se trata de ser el de mayor calidad ni ser el más barato, de lo que se trata es de ser lo suficientemente bueno para mi cliente y en eso hay espacio para muchas empresas, tantas como tipos de clientes. En eso debemos trabajar.
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