Nuestros principales competidores son la indiferencia y el descreimiento

Cuando lanzamos nuestra consultora nos encontramos con que nuestro principal competidor no eran otras empresas del sector, sino la indiferencia y el descreimiento. Cuando proponemos para nuestros clientes hacer algún estudio orientado a definir posicionamiento frente a la competencia o el clásico análisis de inteligencia competitiva, siempre solemos obviar que la masa de indiferentes y descreídos puede ser muy tentativa. Aunque claro está, trabajar sobre personas o empresas que tienen una mala percepción sobre nuestro rubro es como entrar perdiendo un partido 2 a 0 al inicio. Igualmente es una tarea que recomendamos hacer: orientar parte de nuestra estrategia orientada a aquellos que no creen en nosotros. Les comentaba que eso fue lo que nos pasó cuando en 2003 desconfianza El camino no era simple, pero entendíamos que había una oportunidad para decidimos iniciar nuestro emprendimiento. Nos encontrábamos sucesivas veces frente a un “no” muy contundente generado por malas experiencias anteriores o simplemente por trabajar con los descreídos, aunque no teníamos tan claro cuál era el camino para revertir esa visión negativa.

Luego de algunos meses, decidimos hacer algunos cambios en nuestros planes, puntualmente en los de capacitación. En efecto, habíamos detectado que las principales quejas se centraban ante la falta de resultados que la capacitación externa generaba. Muy pocos docentes calificados y muy pocas empresas dispuestas a jugarse a fondo con programas de capacitación empresariales serios había en el mercado. Fue así que empezamos a trabajar un concepto bastante innovador por estas latitudes en lo que refiere a capacitación. Todas nuestras actividades se pueden y deben medir, y la formación no escapa a ello. Si podemos medir, evaluar o calificar la formación también podemos calcular sí estamos o no obteniendo los resultados deseados. En ese contexto, en la fase inicial de nuestros programas, decidimos incluir un análisis de retorno de la inversión, es decir, indicadores que permitieran en cada caso detectar sí la capacitación podrían generar  los resultados deseados. En nuestro caso, focalizados generalmente en el área comercial, no fue difícil implementar la herramienta, pero es algo que recomendamos calurosamente reclamar cada vez que inicien un programa de capacitación. Nos vemos en la próxima.


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balseiro

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